Todos los días nos
enfrentamos a información, problemas o afirmaciones que ponen a prueba nuestra
credulidad. Es común escuchar cosas que no tienen sentido para nosotros y de
las que dudamos o, por el contrario, que tras un instante de introspección
podemos decir que las creemos ciertas pues nos parece “lógico”. ¿Cuántas veces
hemos dicho eso para referirnos a cosas que creemos verdad o no? “Me parece
lógico”. “No es lógico”. No es ni siquiera algo muy consciente o que requiera
una investigación exhaustiva, sino que simplemente confiamos en nuestra
capacidad deductiva para encontrar la verdad de una u otra afirmación.
El problema es que muchas
veces lo que resulta lógico para nosotros no es, necesariamente, la verdad.
Aclaro de una vez que no
pretendo- ni quiero- hablar de la “lógica” como disciplina filosófica (aunque
habrá veces en que tengamos que cruzar un poco el tema), sino de aquella que se
da por llamar “lógica natural”, “sentido común” o “capacidad deductiva”.
Imaginemos por un momento:
Son los inicios de nuestra especie. Nuestro cerebro se adapta y crece para
comenzar a formular ideas y preguntas abstractas. En este mundo, el día- lleno
de sol, calor y luz- resulta un mundo tranquilizador, mientras que la noche-
oscura, fría, llena de terrores- significa la muerte en muchos sentidos para
esos primeros humanos. Sin embargo, en base a la observación y la repetición
del fenómeno, deducimos que hay dos figuras que llenan el cielo durante esos
momentos. Como para entonces nuestra capacidad de abstracción es poca, tenemos
que creer que todo lo que nos rodea responde a nuestros mismos deseos,
intereses y características. Por tanto, llegamos a la conclusión de que el sol sale
durante el día y hace que éste sea agradable, mientras que, cuando el sol se
cansa, la luna cuida la noche y trae el frío y la oscuridad. Estas respuestas
pueden tener sentido de acuerdo al ambiente que planteamos, pero no las hace
ciertas. ¿Por qué?
Espero disculpen que haya
recurrido a un ejemplo tan exagerado, pero creo que es necesario ponerlo así
para entender el peligro de depender sólo de la lógica para fundamentar
nuestras aseveraciones.
La lógica, como herramienta
cognitiva, está supeditada al conocimiento verídico que poseemos. Mientras más conocimiento
poseemos, más fácil será para la lógica ayudarnos a encontrar la verdad. Es así
que la lógica sigue siendo una pieza base en el método científico, pero por sí
misma es sólo una herramienta retórica que está influenciada por nuestros
prejuicios, percepciones y bagaje cultural. Es así que depender sólo de la
lógica no es la mejor opción para hacerse de un criterio.
Quiero puntualizar que hablo
de conocimiento, y por verídico hablo de científico, y no de información. Hoy
en día pulula cualquier cantidad de datos, dentro y fuera de internet,
manipulados, inexactos y llanamente mentirosos que sólo estorban al momento de
tratar de hacerse de opiniones claras y cercanas a la verdad. Por todos lados
hay gente que se beneficia de introducir miedo en las personas, de confundir la
información y que se preocupan más en obtener beneficios inmediatos que en
aquello que es cierto, por lo que debemos siempre estar alertas de lo que
asumimos como verdad.
Aunque sé que los argumentos
anecdóticos no son prueba de nada, quiero compartirles un ejemplo: En los
últimos 12 años se ha escrito una cantidad absurda de información sobre el
golpe terrorista del 11 de septiembre del 2001 en Nueva York. Una rápida
búsqueda en Google llevará a una infinidad de páginas que van desde las más
delirantes conspiraciones a las páginas con información fidedigna del tema.
Cuando se dio el ataque yo era de los que pensaban que todo había sido un
complot armado desde la Casa Blanca para justificar un ataque a medio oriente. La
información y los datos que lograba conseguir parecían confirmar lo que yo creía.
A esto se le llama “sesgo cognitivo”, que quiere decir que sólo buscarás y
tomarás en cuenta aquellos datos que corroboren la opinión que tú ya te
formaste. Sin embargo, cuando se investiga a fondo, se puede encontrar la
información correcta y la que señala la verdad sobre lo que sucedió ese día. Si
escuchas a todos los que apoyan la versión de los hechos, difunden las mismas
mentiras y no se toman el tiempo de corroborar, mientras que los dictámenes de
ingenieros, arquitectos, bomberos y expertos al respecto son sencillamente
señalados como “información comprada” o “mentiras mediáticas”. La verdad es que
la ciencia no miente y todos los datos de lo que pasó ese día soportan el hecho
de un ataque terrorista por fundamentalistas islámicos. Lo que pasó después, ya
puede ser cuestionable de acuerdo a la moral y a la historia. Pero todavía hoy
me cuesta creer lo que acabo de escribir. Hay una parte de mí que está segura
de mi primera impresión y que sigue buscando ese sesgo informativo y las
pruebas, datos, investigaciones y hechos científicos no tienen sentido para mí.
No me parece lógico que no haya un sistema de defensa, que no hayan visto venir
los aviones, que uno de ellos haya sido derribado por sus pasajeros, que las
torres se colapsaran como lo hicieron, que haya alguien que pueda pensar ese
tipo de plan si no es para enriquecerse, etc. La lógica- MI lógica- me dice que
hay algo escondido, pero mientras más enfrentas esa hipótesis con los datos, más
falsa resulta… y aun así…
Esto lo expongo para que
sepamos que a veces hay que ir, incluso, contra nuestra propia lógica. La
ciencia nos enseña que, lo primero que hay que hacer para sustentar una teoría,
es ponerla en duda. Lo mismo debemos hacer con nuestras ideas, nuestros
prejuicios y nuestras presuposiciones más profundas. Confiar sólo en nuestra
lógica es caminar sin mapa, siguiendo un camino que no sabemos en realidad a
donde va, pero que preferimos seguir porque es donde estamos parados. Hay que
leer, pero hay que saber qué y cómo leer, cómo preguntar y cómo verificar las
fuentes. No se trata de que todos seamos científicos o especialistas, sino de
saber cuáles son las fuentes confiables que publican información confiable. Una
de las ventajas de la ciencia es que, para ser considerada ciencia seria, ésta
debe confirmar sus datos por pares, es decir; otros científicos independientes
tienen que llegar a los mismos resultados siguiendo el mismo procedimiento.
Cuando esto sucede, entonces se publica y se confirma.
El conocimiento real no es
sólo almacenar una serie de datos diversos, con fuentes indiscriminadas y sin
filtrar la información. Para poder tener un proceso lógico sano y correcto,
debemos comenzar por filtrar la información, aprender a leer para entender
correctamente y confirmar la información que creemos poseer. Sólo entonces el
conocimiento que poseemos nos podrá guiar a respuestas lógicas cercanas a la
verdad.
¿Por qué hago este escrito?
Porque cada día más me encuentro con gente que cree aquello que es conveniente,
pone su vida en manos de charlatanes, predica ideas y pseudociencias sólo
porque les parecen “lógicas” sus deducciones. Porque es peligroso confiar en
nuestra lógica y no en el conocimiento y me asusta que lleguemos a un punto
donde todo lo que hemos logrado como cultura, como especie, se pierda. La
lógica es una herramienta pero no es, ni debe ser, la única que usemos para
hacernos de un criterio, para opinar o actuar.
Para variar… démosle una
oportunidad a la razón. ¿Qué dicen?
Suerte y hasta pronto.
Francisco Espinosa.
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