Si se tuviera que elegir una
sola palabra que describiera la función del LXXX Aniversario del CMLL sólo
podría ser… Decepcionante.
Ahora, no me malentiendan; esto
no habla de la calidad de las luchas, los luchadores o el espectáculo. Habla de
una percepción general que permeó durante toda la función, incluso más allá de
la indiscutible entrega de los gladiadores. Los resultados de cada enfrentamiento
iban dejando una sensación de desagrado en el respetable que, afortunadamente,
abarrotó la Arena México para esta fiesta.
Pero vamos por partes. ¿Qué
pasó el pasado viernes 13 de septiembre en la Catedral de la Lucha Libre
Mexicana?
PREVIO A LA
FIESTA
Como todos saben, el viernes
el centro de la ciudad se vio invadido por eventos lamentables que impidieron el
tráfico por un buen par de horas y mantuvo a todos con el pendiente de lo que
pasaría en las cercanías de la México. Afortunadamente, para una hora, al
menos, previo al evento, el tráfico ya se había normalizado y la fiesta se
respiraba en pleno. Justo antes de la función- 2 horas antes-, en la tienda de
Blue Demon Jr. que se encuentra al lado del estacionamiento de la Arena, se
anunció la presencia de 2 leyendas de los cuadriláteros, y parte fundamental de
los 80 años de lucha libre en nuestro país; Mil Máscaras y Dos Caras. Alguien
inteligente vio la oportunidad del festejo para acercar a 2 leyendas a la
fiesta y hacer su agosto con los asistentes (y espero que el Consejo tome nota,
porque si algo le hizo falta a la función fueron las leyendas que hicieron los
80 años de historia de la empresa y la lucha en general), ofreciendo firmas,
máscaras y fotos de estos 2 grandes gladiadores. Ya entre quienes esperaban su
turno para pasar un momento con los Hermanos Máscara (y es que el tercer
hermano; Sicodélico, también hizo su aparición) se notaba el ambiente de fiesta
y las ganas de pasar una noche inolvidable. Se comentaban los encuentros que se
verían en la noche, se daban pronósticos (incluyendo, y esto es importante, el
conocimiento generalizado de que el enfrentamiento estelar sería entre los
jóvenes retadores y no los consagrados) y había altas esperanzas de una buena
función.
Para mí, lamentablemente, el
inicio del festejo se amargó un poco, pues no pudimos tomarnos la deseada foto
con las leyendas enmascaradas, pues el organizador quiso pasarse de vivo y no
nos pareció correcto. Nos dirigimos a la Arena y había mucha, muchísima gente
comprando los pocos boletos que quedaban. Seguía la emoción que vibraba entre
los asistentes y los comentarios de altas esperanzas para la noche. Entramos,
buscamos nuestros asientos y, poco a poco, vimos llenarse una Arena México que
no tardó más de 2 luchas en lucir a su máximo cupo (los asientos vacíos no
llegaban a la media centena). Y así, poco a poco, dio comienzo el LXXX
Aniversario.
LA PRIMERA
LUCHA
Con apenas unas cuantas
filas de asientos vacías en la parte de abajo, balcones y preferente casi llenos
y las gradas llenándose con aquellos que lograron encontrar boletos en las
taquillas (o los revendedores), la función arrancó con la voz de Leobardo
Magadán, dando paso a un video con un recuento de los Aniversarios más
recientes. Las edecanes salieron a dar un número de baile en la pasarela y el
encordado, levantando el ánimo de los presentes. Así, se dio la bienvenida al
primer enfrentamiento de la noche: Duelo de tercias, México contra Japón.
Los nipones salieron a
demostrar la calidad de rudos que son, mientras los mexicanos, incluso un
crecido Fuego que se dejó ver más seguro y efectivo que en todo lo que va del
año, demostraron su calidad y habilidad luchística. Hay que reconocer que no
hubo mucho ras de lona, llaveo ni bailes extensos y disfrutables, pero el
intercambio en el que se enfrascaron los 6 gladiadores fue espectacular y nos
dieron un encuentro digno de estos grandes luchadores que, a inicios del 2013,
figuraban en los carteles estelares de la empresa. Sin embargo, al final de la
contienda vino el primer golpe para el público presente: Tras 3 caídas bastante
buenas, los japoneses se alzaron con la victoria, para ir a vestidores
envueltos en los primeros abucheos de la noche.
EL ESPECTÁCULO
Y LA SORPRESA
Para la segunda lucha, los
gritos de “¡Porky! ¡Porky! ¡Porky!” llenaban el recinto, quienes esperaban ver
salir al otrora Mosquetero del Diablo, acompañado del jovencito Titán y su
vástago Máximo, listos para enfrentarse a unos rudos de gran peso y
contundencia. El Brazo de Plata salió luciendo su antigua máscara, para
beneplácito de sus aficionados de mayor tiempo, y arrancó la lucha. Ésta fue,
indiscutiblemente, un gran encuentro, donde el carisma, la agilidad y la
experiencia de los Alvarado salió a flote. Lamentablemente, pasó lo que me temía;
con todo lo que puedo reconocer de padre e hijo, la inexperiencia de Titán,
quien se pasó el tiempo malabareando y no luchando, fue aprovechada por los
rudos de mayor tonelaje y colmillo más grande y retorcido. Al final, Mephisto
demostró una calidad sobresaliente como líder, llevando a su equipo al triunfo,
tras derrotar (y lastimar) a Máximo y a su padre.
Por segunda ocasión en la
noche, más de 17 mil personas vieron caer a aquellos que más vítores recibían
de los presentes.
LA CRÓNICA DE
UNA VICTORIA ANUNCIADA
La tercera lucha fue un
pequeño descaro, en el sentido que sólo podía tener un resultado. Sigue siendo
de resaltar el gran apoyo que tiene el Negro Casas en la México, sin importar
el bando en el que milite. Apenas salió y comenzó a darse con Rush, el coso se
lleno de gritos y apoyo al mayor en activo de la Dinastía Casas. Hubo un par de
momentos en que, como se pensaba, el 4:40, Shocker y Terrible se lanzaron
contra el hijo del Toro Blanco, pero en el colmo de la desfachatez, el niñato se
los sacudió a los 3, dejándolos barridos. Lo mejor del combate fue la
sorpresiva calidad de Vangellis a ras de lona y lo bueno que sigue siendo Shocker,
a pesar de la lesión en la rodilla que le operaron el año pasado, logrando
momentos muy buenos, aunque con luchadores de escasa experiencia. Sin embargo,
a pesar del apoyo que tuvieron el Negro y Shocker a lo largo del combate, la
lucha la ganó Rush llevándose el segundo gran abucheo de la noche.
LA RENDICIÓN
DE LA PANTERA
Les aseguro que para mí no
es nada fácil escribir estas líneas. El encuentro entre Panther y Averno estaba
marcado para ganarse por rendición exclusivamente, es decir; el triunfo sólo
podría llevárselo aquel gladiador que pudiera castigar a su oponente con una
llave hasta rendirlo, y no valían espaldas planas ni conteos fuera del ring.
Así, durante las primeras 2 caídas vimos una cátedra de castigos de todos los
tipos. La lucha arrancó, como los cánones mandan (o mandaban, que con estos
chamaquitos cirqueros ya no se sabe), a ras de lona. Llave y contra-llave.
Buscando, explorando, midiendo. La primera caída fue para Averno. La segunda
cambio de velocidad, pues Panther encontró mejor su punto de equilibrio y se
llevó a Averno con un castigo al brazo que lo dejó sentido. Así, en el último tanto
del combate y con la Arena retumbando al grito de “¡Panther! ¡Panther!”, la
lucha parecía ya para el Maestro lagunero, cuando Mephisto, second de Averno,
tiró la toalla al ring, distrayendo al experimentado para que el hijo de
Rodolfo Ruíz pudiera meterle un castigo que, tomado por sorpresa, Panther no
pudo aguantar y rendirlo.
Es difícil describir lo que
se sintió en la Arena en ese momento. La cabellera de Panther cayó sobre el
enlonado como el ánimo de mucha gente... sin saberlo, comenzaba a cuajar una
sensación general de enojo que, con la siguiente lucha, sería más que palpable.
¡FRAUDE!
¡FRAUDE! ¡FRAUDE!
Pautada a una caída, la
pelea de relevos increíbles que definiría la pelea estelar de la noche arrancó
con gritos para la pareja de consagrados del CMLL. El duelo inició de forma
intempestiva, con Atlantis y el Guerrero recordando viejos tiempos y glorias;
acoplándose como la gran pareja que algún día fueron, la lucha parecía
definitivamente suya. Y de pronto… lo que todos sabíamos que iba a pasar, pero
no de esa forma. Una caída absurda de ni siquiera 5 minutos, en la que con 2
movimientos los jóvenes dan la voltereta y ganan la oportunidad de jugarse las
máscaras en el LXXX Aniversario. Apenas el referee contó los 3 segundos de las
espaldas planas, incluso antes de que Volador Jr. y Sombra se incorporaran. El
lugar se llenó de un sonoro abucheo. Conforme los luchadores iban saliendo del
ring, los abucheos se fueron transformando en un escandaloso grito de “¡Fraude!
¡Fraude!” que llenó la catedral de la lucha libre, rodeando a un Guerrero y un
Atlantis derrotados y sometidos a la furia de ese monstruo de 17,000 cabezas.
Desde el viernes pasado
hasta hoy se ha repetido mil veces en páginas, blogs, redes sociales,
periódicos y revistas: No hubo fraude. Las reglas y los planteamientos del
evento estaban claros y no hubo nada que no se cumpliera. Siempre estuvo
latente la posibilidad de que la lucha estelar no fuera la máscara contra
máscara entre Atlantis y Último Guerrero, pero eso no quita que fuera lo que
esperábamos todos. Además, como lo dije antes, sí se necesitaba ser muy ingenuo
para creer que los que se jugarían su incógnita serían 2 de las últimas grandes
leyendas que le quedan al CMLL. La empresa necesita estirar esa rivalidad lo
más que pueda para sacar mayor jugo a la noche en que de verdad apuesten sus
máscaras.
Creo que lo que pasó esa
noche en la México fue la suma de una noche de decepciones para el grueso de la
audiencia: Ninguna victoria había comulgado con los gustos de la mayoría de los
presentes y eso iba generando una sensación de descontento y desconfianza. Sin
embargo, estoy seguro que si la lucha hubiera sido como podría esperarse, con
una caída sin límite de tiempo, con los 4 contendientes demostrando su calidad
y desquitando encima del ring lo que fueron a demostrar, entonces otra habría
sido la actitud de la gente. Pero no. En vez de eso, tuvimos una lucha rápida,
con un buen inicio, pero mediocre en su desenlace. Una caída de menos de 5
minutos y ganada en 2 movimientos. 5 minutos y 2 movimientos; es lo que cuesta,
para el Consejo Mundial de Lucha Libre, la esperanza de su público.
LA LUCHA QUE
NADIE RECORDARÁ
Después de los dichosos
relevos increíbles, salió toda la compañía de edecanes del Consejo a deleitar
al respetable con otro numerito de baile. No importaban los contoneos, el
volumen escandaloso en que estaba la música, las luces ni los props usados.
Nada parecía que borraría la indignación de los presentes a la Arena esa noche.
Abucheos, gritos de “¡Fraude!” y mentadas se escuchaban en todo el recinto. Y
esto duró media hora. Incluso cuando terminó el baile y comenzó la lucha por el
Campeonato Mundial de Tríos.
Debo reconocer y dar todo el
mérito que se merecen las 2 tercias que esa noche se subieron al ring y lograron
dar una muy respetable lucha en medio de los gritos, la indignación y el
coraje. Con un encuentro que en cualquier otra noche hubiera sacado chispas
entre los aficionados, Los Estetas del Aire y Los Revolucionaron del Terror se
dieron con todo buscando el campeonato. No importaba la mayor experiencia y
peso de los rudos, los muchachos se crecieron y se entregaron en el ring
buscando cambiar el ánimo de los presentes. Lamentablemente, fallaron, pero
lograron retener el campeonato.
Esa noche debería haber sido
la consagración para el niño de plata y oro del Consejo, pero en realidad se
convirtió en la noche en que, quizá por primera vez, se escucho gritar dentro
de la gran catedral mexicana de la lucha libre “¡Triple A! ¡Triple A! ¡Triple
A!”.
LA IRREDIMIBLE
DECEPCIÓN
Y llegó la lucha estelar.
Sombra y Volador Jr., a estas alturas, tenían todo en contra. El ánimo no se
había calmado cuando los gladiadores subieron al cuadrilátero. Cualquiera que
sepa de lucha libre podrá dar recuento de lo que fue una gran lucha estelar
para el LXXX Aniversario. Ambos gladiadores, firmes en su estilo, dieron una
lucha llena de entrega y en la que desquitaron la apuesta.
La primera caída le
perteneció al depredador del aire, mientras los abucheos y los gritos que
señalaban “fraude” se seguían escuchando. Para la segunda la indignación fue
bajando, hasta el final en el que Sombra se levantó con el triunfo del segundo
round. El tercer capítulo de la contienda se veía difícil y, como lo han hecho
siempre, ambos luchadores se entregaron en el ring, dando todo lo que tenían
para dar. Poco a poco la gente se fue volcando en la apreciación de la
contienda y apoyando a su favorito: Volador Junior. Hay que reconocer la
calidad de estos dos luchadores para transformar el ánimo del público,
especialmente el carisma y la experiencia del hijo de Remo Banda, quien lograba
llamar, poco a poco, el apoyo y la emoción de los más de 17,000 espectadores.
Cuando Volador brillaba, la gente gritaba su nombre esperando su victoria.
Cuando Sombra lograba voltear la situación, la Arena volvía a los gritos y al
enfado. Y entonces, el descenlace:
Volador Jr. dijo llamarse Ramón
Ibarra Rivera. Apenas terminó el conteo de las 3 palmadas, la gente se deshizo
en gritos de enojo, de coraje, de la más pura (e injustificada) indignación.
Lanzaron al ring vasos con y sin cerveza, papeles y más cosas, como si eso
cambiara el resultado. Sombra se llevó un triunfo agridulce; se fue con la
máscara de su rival en las manos, pero con un odio irracional del público hacia
él. Su triunfo fue legítimo, pero nada cambiaría ya la percepción de una noche
decepcionante para los aficionados en la México Catedral.
Pasó la fiesta del LXXX
Aniversario de la lucha libre en México. Se acabó el espíritu de júbilo, los
buenos deseos y las sonrisas. Miles de villamelones gritaron “fraude” para
desahogar una frustración extraña por una noche extraña. Todos se quejarían y
hablarían de lo “predecible”, lo “falsa”, lo “mala” que es la lucha libre del
CMLL. Pero el próximo año ahí estarán, volviendo a llenar de 17,000 almas la
Arena México. Mientras, afuera, pude ver a una señora de la tercera edad
recorriendo los puestos de vendimia de la calle de Doctor Lucio buscando, con
cierta ilusión, algún recuerdo con la efigie de Blue Panther. Ella terminó la
noche con un caballito de tequila (doble) con la máscara del maestro lagunero y
el corazón un poco más vivo, aunque tal vez triste por la pérdida de su ídolo.
Pero ella, como yo, sabe que así es la lucha libre, y ambos esperaremos la
noche en la que Panther se levante y derrote a Averno, como debió ser esa
noche.
Suerte y hasta pronto.
Francisco Espinosa.
Nota: Las
fotos publicadas en esta entrada fueron tomadas del sitio oficial del CMLL,
como una forma de recuento del festejo, sin ánimo de lucro ni pretendiendo
violar los derechos de ninguna persona o institución. Las imágenes que pueden
disfrutar fueron tomadas por el fotógrafo oficial del Consejo, Alexis Salazar,
como lo muestra el copyright que aparece en cada una de las fotos. Muchas gracias.
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