Comentaba con algunos amigos hace unas semanas 3 puntos base: El movimiento #Yosoy132 es una bocanada de aire fresco en un país indiferente, que se precia de su desconocimiento de la situación del país y al que la palabra “político” le trae a la piel desde cicatrices hasta asco físico; que yo no pronunciaba mi apoyo por el movimiento, tan emocionante como me pareciera, porque todavía me tenían que demostrar el compromiso con el país y no con sus propios intereses, así como un mínimo de conocimiento real de la situación del país y las consecuencias de lo que han armado; y para finalizar que creía que el debate al que ellos convocaron me iba a resolver tanto mi posición acerca del movimiento, mis dudas y, quizá para todos, el rumbo de las elecciones.
Afortunadamente no me equivoqué: Si bien es pronto para hablar del resultado de las elecciones, no lo es para hablar de lo que vi con el debate que se llevó acabo hace escasas 24 horas (escribo esto a las 8:47 de la noche del miércoles 20 de junio), donde vi a 3 contendientes preparados para dar lo mejor de ellos (TODOS), con sus fortalezas y deficiencias a flor de piel. En las 3 etapas del debate los estudiantes me mostraron lo que quería ver: Un grupo de jóvenes enterados, comprometidos con un proyecto de país, haciendo preguntas duras y claras que, aunque le atañen a cada uno en su especialidad, responden a intereses comunes o de grupos vulnerables, con trabajo en equipo y una base de investigación común para sostener los argumentos y las preguntas del debate.
De verdad me preocupaba que desaprovecharan la oportunidad y preguntaran sobre las cosas que son sólo de su particular interés; oportunidades de estudio y trabajo, apoyo a los jóvenes, ocio y entretenimiento. Sin embargo, lo que vi fue gente señalando, a pesar de su comodidad, que una economía no puede ser estable si un enorme porcentaje de la población vive en pobreza extrema, preocupándose por las políticas de salud pública y las exigencias sobre los servidores de la salud, inquietos por desarrollar y crear más tecnologías y avances científicos que puedan ser de utilidad para todos y no sólo para mantener a los estudiantes de estas materias, preguntando y buscando integrar a las comunidades indígenas al presente para construir un futuro común que no deje a nadie atrás. Ante esto no puedo más que ponerme de pie y reconocer la labor de estos estudiantes que a todos nos dieron una lección de compromiso político que ya quisiéramos varios, que no podemos ver más allá de nuestra comodidad e indiferencia.
Por su lado los candidatos respondieron en su papel; con rasgos generales, propuestas abstractas y poco valor para encarar las preguntas con los retos reales y necesarios. Me sorprendió Josefina Vázquez Mota, con respuestas en la mano, actitud desenvuelta y el conocimiento de los temas a tratar en la cabeza (aunque sin duda muy maniqueo y superficial). Gabriel Quadri mantuvo el tipo, soltando sus “netas” y verdades duras a la menor provocación, pero con políticas que no son pensadas para nuestro país y tiradas por alguien que sabe que no va a ganar, pero va a cumplir su papel como “el candidato ciudadano” que cuestiona a los que tiene que cuestionar. Y por último un Andrés Manuel cómodo, creyéndose en casa, pero distraído, poco claro, menos conciso, mas todo eso ya es natural en él (pediría a los que le atribuyen a AMLO cualidades redentoras o de líder carismático que vean el debate y me digan de dónde sacan eso, porque si de algo carece López Obrador es de carisma), pero confiado en sus propuestas y su plan de nación (que casi nunca aclara en estas oportunidades, quizá confiando demasiado en la curiosidad de la gente o en la capacidad de su equipo de trabajo en difundirlas).
En suma, el debate fue un gran ejercicio de democracia de los que nos hacen falta muchos más en México. #Yosoy132 me ha dejado con un delicioso sabor de boca y la esperanza de que, a pesar de todo, el futuro puede estar en buenas manos. Imagino que eso lo sabremos el 2 de julio, cuando todos despertemos con un nuevo presidente electo y lo que estos jóvenes estén dispuestos a hacer entonces. En cualquier caso, lo que hoy ya demostraron fue que son una generación de gente comprometida, interesada, que vela por el bien común y que pide- no; DEMANDA- respuestas y cuentas de aquellos que quieren el poder. La historia sabe que mi generación ni siquiera eso pudo hacer.
Y es que eso también comentaba en esa plática que mencioné al principio de todo esto: A pesar de todo, nosotros ya somos demasiado cínicos para creer que podemos cambiar el mundo. Ojalá ellos, los #Yosoy132, los jóvenes que les seguirán, los que demandarán sus oportunidades, nunca se vean así. Hoy, por primera vez (a pesar de todas mis bromas sobre la edad, siempre fueron sólo eso; bromas), me siento viejo.
Habrá que hacer algo para remediarlo.
Hasta luego y buena suerte.
Francisco Espinosa.
Afortunadamente no me equivoqué: Si bien es pronto para hablar del resultado de las elecciones, no lo es para hablar de lo que vi con el debate que se llevó acabo hace escasas 24 horas (escribo esto a las 8:47 de la noche del miércoles 20 de junio), donde vi a 3 contendientes preparados para dar lo mejor de ellos (TODOS), con sus fortalezas y deficiencias a flor de piel. En las 3 etapas del debate los estudiantes me mostraron lo que quería ver: Un grupo de jóvenes enterados, comprometidos con un proyecto de país, haciendo preguntas duras y claras que, aunque le atañen a cada uno en su especialidad, responden a intereses comunes o de grupos vulnerables, con trabajo en equipo y una base de investigación común para sostener los argumentos y las preguntas del debate.
De verdad me preocupaba que desaprovecharan la oportunidad y preguntaran sobre las cosas que son sólo de su particular interés; oportunidades de estudio y trabajo, apoyo a los jóvenes, ocio y entretenimiento. Sin embargo, lo que vi fue gente señalando, a pesar de su comodidad, que una economía no puede ser estable si un enorme porcentaje de la población vive en pobreza extrema, preocupándose por las políticas de salud pública y las exigencias sobre los servidores de la salud, inquietos por desarrollar y crear más tecnologías y avances científicos que puedan ser de utilidad para todos y no sólo para mantener a los estudiantes de estas materias, preguntando y buscando integrar a las comunidades indígenas al presente para construir un futuro común que no deje a nadie atrás. Ante esto no puedo más que ponerme de pie y reconocer la labor de estos estudiantes que a todos nos dieron una lección de compromiso político que ya quisiéramos varios, que no podemos ver más allá de nuestra comodidad e indiferencia.
Por su lado los candidatos respondieron en su papel; con rasgos generales, propuestas abstractas y poco valor para encarar las preguntas con los retos reales y necesarios. Me sorprendió Josefina Vázquez Mota, con respuestas en la mano, actitud desenvuelta y el conocimiento de los temas a tratar en la cabeza (aunque sin duda muy maniqueo y superficial). Gabriel Quadri mantuvo el tipo, soltando sus “netas” y verdades duras a la menor provocación, pero con políticas que no son pensadas para nuestro país y tiradas por alguien que sabe que no va a ganar, pero va a cumplir su papel como “el candidato ciudadano” que cuestiona a los que tiene que cuestionar. Y por último un Andrés Manuel cómodo, creyéndose en casa, pero distraído, poco claro, menos conciso, mas todo eso ya es natural en él (pediría a los que le atribuyen a AMLO cualidades redentoras o de líder carismático que vean el debate y me digan de dónde sacan eso, porque si de algo carece López Obrador es de carisma), pero confiado en sus propuestas y su plan de nación (que casi nunca aclara en estas oportunidades, quizá confiando demasiado en la curiosidad de la gente o en la capacidad de su equipo de trabajo en difundirlas).
En suma, el debate fue un gran ejercicio de democracia de los que nos hacen falta muchos más en México. #Yosoy132 me ha dejado con un delicioso sabor de boca y la esperanza de que, a pesar de todo, el futuro puede estar en buenas manos. Imagino que eso lo sabremos el 2 de julio, cuando todos despertemos con un nuevo presidente electo y lo que estos jóvenes estén dispuestos a hacer entonces. En cualquier caso, lo que hoy ya demostraron fue que son una generación de gente comprometida, interesada, que vela por el bien común y que pide- no; DEMANDA- respuestas y cuentas de aquellos que quieren el poder. La historia sabe que mi generación ni siquiera eso pudo hacer.
Y es que eso también comentaba en esa plática que mencioné al principio de todo esto: A pesar de todo, nosotros ya somos demasiado cínicos para creer que podemos cambiar el mundo. Ojalá ellos, los #Yosoy132, los jóvenes que les seguirán, los que demandarán sus oportunidades, nunca se vean así. Hoy, por primera vez (a pesar de todas mis bromas sobre la edad, siempre fueron sólo eso; bromas), me siento viejo.
Habrá que hacer algo para remediarlo.
Hasta luego y buena suerte.
Francisco Espinosa.
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